martes, 18 de febrero de 2025

Depresión y ansiedad en estudiantes universitarios

 Depresión y ansiedad en estudiantes universitarios

Depresión y ansiedad 

La depresión es un trastorno mental común, caracterizado por la presencia persistente de tristeza y una pérdida de interés en actividades que las personas normalmente disfrutan, acompañada de una incapacidad para realizar actividades diarias, durante 14 días o más (23). 
La OMS define la depresión como “sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración” (24). 
La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Aquellos que han pasado por circunstancias de vida adversas (desempleo, duelo, eventos traumáticos) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación de vida de la persona afectada y, en consecuencia, la depresión misma (25). 
La ansiedad es parte de la existencia humana, es una palabra utilizada para describir diferentes condiciones mentales, y también es considerada un fenómeno que tiene sus raíces en la sociedad moderna; Es una emoción de alarma que se experimenta con inquietud, intranquilidad, miedo indefinido, preocupación abrumadora y temor a perder el control (26). 





La mayoría de las veces, las personas desarrollan algún tipo de ansiedad cuando se encuentran en situaciones que les causan preocupación o estrés. La ansiedad tiene diferentes etapas que van desde moderada a grave. Se refiere a diferentes tipos de trastorno de ansiedad, entre los más comunes están el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), considerado ansiedad a largo plazo, y el trastorno de ansiedad social (TAS), que se manifiesta con aislamiento (27). 

Impactos del confinamiento por Covid-19 entre estudiantes universitarios 

Generalmente, las personas que viven una situación de emergencia sufren antes, durante y después de la situación, problemas psicológicos que afectan su estabilidad emocional y su bienestar psicosocial. Las situaciones de emergencia provocan malestar a la mayoría de las personas, que se manifiesta, por ejemplo, en forma de ansiedad y tristeza, desesperación, trastornos del sueño, fatiga, irritabilidad o ira y/o dolor, depresión (28). 
La pandemia de Covid-19 ha provocado un confinamiento que puede haber afectado al bienestar social y emocional de niños, niñas y adolescentes. El miedo y la ansiedad ante una enfermedad pueden ser abrumadores y provocar emociones fuertes, aunque el impacto emocional de una emergencia en una persona puede depender de las características y experiencias de la persona, de sus circunstancias sociales y económicas personales y comunitarias, así como de la disponibilidad de recursos locales (29). 
Durante la pandemia de Covid-19, tanto los estudiantes universitarios como la población en general están experimentando problemas de estrés, ansiedad, miedo, tristeza y soledad. Esto puede empeorar los trastornos de salud mental (30). 
En este sentido, la depresión y la ansiedad son el resultado de la experiencia negativa que tiene el estudiante física o emocionalmente debido a estresores académicos como el espacio, la convivencia, la calidad y cantidad de las actividades académicas y el entorno humano que influyen en su normal desempeño (31). 
En la situación actual de confinamiento domiciliario global debido al brote de Covid-19, la mayoría de las personas están expuestas a situaciones estresantes sin precedentes y de duración desconocida. Esto no sólo puede aumentar los niveles de estrés, ansiedad y depresión durante el día, sino también alterar el sueño. Es importante señalar que, debido al papel fundamental que juega el sueño en la regulación de las emociones, la interrupción del sueño puede tener consecuencias directas en el funcionamiento emocional al día siguiente (32). 

Con. Pol. (Edición n° 67) Vol. 7, No. 2 de febrero de 2022, págs. 2324-2344, ISSN: 2550-682X 

Problemas de salud mental en la pandemia de Covid-19 

Según la literatura existente, los estudios han indicado que el número de diagnósticos de ansiedad ha aumentado como consecuencia de la pandemia de Covid-19. El diagnóstico de ansiedad frecuentemente se presenta con problemas de sueño y comorbilidad con depresión. Identificar las poblaciones con mayor riesgo de sufrir resultados adversos en materia de salud mental, incluidos los pacientes con Covid-19 y sus familias, las personas con morbilidad física o psiquiátrica existente y los trabajadores de la salud, es una tarea de salud pública muy importante durante y después de la pandemia (33). 
En una pandemia, el miedo aumenta los niveles de estrés y ansiedad en individuos sanos e intensifica los síntomas en aquellos con trastornos mentales preexistentes, es decir, los pacientes diagnosticados con Covid-19 o sospechosos de estar infectados pueden experimentar emociones intensas y reacciones conductuales, además de miedo, aburrimiento, soledad, ansiedad, insomnio o ira (34). 
Estas condiciones pueden evolucionar a trastornos como depresión, ataques de pánico, síntomas psicóticos y suicidio, especialmente prevalentes en pacientes en cuarentena, en quienes el estrés psicológico tiende a ser mayor (35,36). 

Aspectos psicológicos y sociales 

El confinamiento ha sido una de las estrategias de salud pública internacional para frenar la propagación del Covid-19, el cual consiste en el aislamiento social y resguardo de las personas en sus hogares, implicando un cambio drástico en las actividades y comportamientos de la vida cotidiana, incluyendo el trabajo y la educación en línea, así como restricciones a la práctica de actividades fuera del hogar, obligando a los ciudadanos a implementar nuevas formas de vivir dentro del hogar ante esta contingencia. Desde la perspectiva de diversos estudios científicos realizados en diferentes naciones, el confinamiento durante la pandemia tiene un impacto psicológico en las personas (37).  
Los niveles más altos de depresión en la población se relacionaron con la falta de apoyo social, el impacto económico6 y la percepción de vulnerabilidad al contagio por deficiencias personales de salud. Durante el confinamiento generado por la pandemia, el Instituto Nacional de Gestión de Desastres informó los resultados de una encuesta realizada para identificar el impacto psicológico en una muestra poblacional en Chile, identificando que los estudiantes universitarios reflejaron desesperanza durante los primeros 9 días del brote, ansiedad entre los días 15 y 19; y enojo entre los días 20 y 31(38). 
Esta sensación de incertidumbre, así como las limitaciones secundarias a las medidas preventivas de aislamiento social, la posibilidad de que los planes futuros se modifiquen drásticamente y la separación repentina del contexto social o familiar del paciente son catalizadores frecuentes de la depresión y la ansiedad, que en circunstancias de aislamiento social pueden presentarse como parte de un trastorno adaptativo o una reacción de ajuste que, en muchos casos, no amerita tratamiento farmacológico (35).  


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